lunes, 2 de julio de 2018

Espejos rotos


El espejo es el lugar donde nos miramos, donde nos encontramos con nuestra parte física, pero no con nuestro interior, no con nuestra mente, no con nuestra alma y menos, con nuestro corazón. 
"Los espejos, antes de darnos la imagen que reproducen, deberían reflexionar un poco", frase hecha por Jean Cocteau. O una definición más técnica: el espejo es una superficie pulida en la que, después de incidir, la luz se refleja siguiendo las leyes de la reflexión. 
El espejo muchas veces suele ser engañoso, mentiroso y traicionero. A veces miramos algo que realmente no somos, creyendo que es la única realidad, que esa es la verdad. A veces miramos o mejor dicho, nos refleja, nos muestra nuestras imperfecciones, nuestros defectos físicos y no lo queremos ver, negando nuestra realidad, nuestro verdad. Ese reflejo imperfecto, menoscabado, dañino de una realidad distorsionada, nos afectó simplemente por el pensamiento destructivo de los de afuera. La mirada del afuera siempre es más ofensiva que un simple espejo, porque siempre buscamos que dar "lindos" para el afuera, para que el otro me acepte, para encajar en un mundo observado, para ensamblar en una sociedad autodestructiva. 
La mirada del otro es nada más que una crítica, una negación, una respuesta que da su propio espejo. Muchas veces buscamos parecernos a alguien, encontrar lo que nos falta, la perfección del otro, para aceptarnos nosotros mismos. 
Ella está parada frente a su espejo, un espejo grande, el cual muestra desde su cabeza hasta sus pies. Una recorrida entera de su cuerpo. Se quito su peluca, la sostuvo entre su mano derecha y luego la arrojo al suelo. Su mano izquierda viajo hasta su cabeza, allí rozo el cuero cabelludo que quedaba, deseando que vuelva a crecer nuevamente. A pesar de que el pelo, sería la única parte de su cuerpo que cambiaría o modificaría, pero al ver que hoy son menos, deseaba que esos rulos que alguna vez odio, vuelvan a florecer. 
Dio unos pasos hacia a delante y se miró en primer plano, sus ojos eran diferentes, están hinchados, acompañados de unas arrugas. Las ojeras también acompañan su mirada, el hecho de no dormir, afecta instantáneamente a los ojos, provocando un aspecto facial deteriorado. Por primera vez, después de la quimioterapia se miró por completo. 
Esos pasos que gano, que dio hacia delante, los perdió inmediatamente. Volvió sobre sus pasos y tomo un pulso, su sonrisa se transformó en furia y su puño se impactó sobre el medio del espejo. Arrodillada en el piso, miro como las gotas de la sangre, se escurrían sobre su mano, rodeada de pedazos de vidrios que la acompañan. Con su mano lastimada, tomo el pedazo más cercano, entre sus dedos los elevo y se quedó mirándolo, pero el espejo no reflejo su rostro, no impregno su mirada. Se ve una niña feliz, sonriendo, con su cabello largo, radiante y luminoso. Esta junto a su mamá y a su hermana, pero falta alguien en esa imagen 
Sonrió y tomo el siguiente espejo, esa presencia que falta apareció. Esta borrosa, creyó que observaría lo peor, pero se vio entre sus brazos, jugando y nuevamente sonriendo. Se refregó los ojos y limpio el vidrio, el espejo volvió a reproducir la misma imagen, en los brazos de su padre, los dos sonriendo. 
Con mucha felicidad, busco otro trozo del espejo y se volvió a ver. Ella esta delante de todos, hay aplausos a su alrededor, una señora la saluda y la felicita, ella volvió a sonreír, con el título en su mano, miro a su madre y a su hermana. Ahora era profesora. 
Desbordada de alegría, tomo otro trozo. Ella era nuevamente la protagonista, esta vez no está sola, sale de la iglesia con un vestido blanco y con una alianza en su mano derecha, donde había depositado su amor. 
Las carcajadas son el único sonido que se escuchan, tomo el otro pedazo. Ya no eran dos personas en la casa, una hermosa nena correteaba por los pasillos, con sus enormes rulos. Acuno el vidrio entre sus brazos. 
Emocionada, tomo un nuevo vidrio. Ella no era la protagonista, la niña de caballera llena de rulos, desesperada pidió ayuda. No podía ella sola con sus dos hermanos, los gemelos están inquietos. Ya no eran tres, ahora eran cinco, la casa cambio demasiado, era necesario hacer modificaciones. 
En el próximo vidrio se ve, arena, mar y palmeras. Sus tres hijos la llaman, para sacarse una foto, a pesar de que no le gusten las fotos, no todos los años se van a Republica Dominicana. 
Esbozo una sonrisa al recordar aquellos días, el siguiente vidrio la descoloco. No se veía, solo están sus hijos y ya no eran esos pequeños con rulos, que jugaban a la marida y al marido, como ellos le decían. Los tres ya crecieron. De repente la puerta se abrió, era ella y carga entre sus manos a una persona. Al correr la sabana, se ven más rulos, una nueva nena llego, después de catorce años. 
Esta vez tomo el ante ultimo vidrio, era una nueva foto. Esta vez no hay sol, no hay tragos, esta vez hay muñecos, esos viejos muñecos que acompañaban todas las tardes de la infancia. Disney el destino tan deseado, tan solicitado y para todos imposible, ella lo logro y están todos juntos. 
Con una felicidad que no tenía hace rato, tomo con tanta alegría, pero se llevó una sorpresa. No hay ninguna imagen, nada... absolutamente nada. Ni ella, ni su marido, ni ninguno de sus hijos. Refregó el vidrio y no tuvo efecto. Levanto el vidrio y comenzaron a versos unos pasos desde lejos, eran su marido acompañado de sus hijos que simplemente la abrazaron. 
En muchos casos el espejo es solitario, uno tiene que pararse y enfrentarse solo hace su propio cuerpo, su realidad, a su verdad. Muchas veces el espejo se rompe o creemos que se rompe, pero simplemente hay una parte adentro nuestro que se rompió y nos hace ver, nuestra alma, nuestro el dolor, A veces el dolor de nuestra alma, es lo que vemos en ese espejo. 
No importa lo que los demás vean, lo que los ojos críticos del exterior opinen, muchos comentarán y darán un veredicto de la imagen, de su aspecto físico, sin analizar el todo, su interior. La mirada del otro es nada más que un pretexto propio, para no aceptar la imagen que le devuelve su espejo. 
La única solución para reparar el espejo roto, es el amor, el amor verdadero, el amor sincero y sin prejuicios, de tus seres queridos. Un abrazo de esas personas que mágicamente, te abrazan el alma y te ayudan a recomponer tu espejo 
El espejo es el lugar donde nos miramos, donde nos encontramos con nuestra parte física, pero no con nuestro interior, no con nuestra mente, no con nuestra alma y menos, con nuestro corazón. 
"Los espejos, antes de darnos la imagen que reproducen, deberían reflexionar un poco", frase hecha por Jean Cocteau. O una definición más técnica: el espejo es una superficie pulida en la que, después de incidir, la luz se refleja siguiendo las leyes de la reflexión. 
El espejo muchas veces suele ser engañoso, mentiroso y traicionero. A veces miramos algo que realmente no somos, creyendo que es la única realidad, que esa es la verdad. A veces miramos o mejor dicho, nos refleja, nos muestra nuestras imperfecciones, nuestros defectos físicos y no lo queremos ver, negando nuestra realidad, nuestro verdad. Ese reflejo imperfecto, menoscabado, dañino de una realidad distorsionada, nos afectó simplemente por el pensamiento destructivo de los de afuera. La mirada del afuera siempre es más ofensiva que un simple espejo, porque siempre buscamos que dar "lindos" para el afuera, para que el otro me acepte, para encajar en un mundo observado, para ensamblar en una sociedad autodestructiva. 
La mirada del otro es nada más que una crítica, una negación, una respuesta que da su propio espejo. Muchas veces buscamos parecernos a alguien, encontrar lo que nos falta, la perfección del otro, para aceptarnos nosotros mismos. 
Ella está parada frente a su espejo, un espejo grande, el cual muestra desde su cabeza hasta sus pies. Una recorrida entera de su cuerpo. Se quito su peluca, la sostuvo entre su mano derecha y luego la arrojo al suelo. Su mano izquierda viajo hasta su cabeza, allí rozo el cuero cabelludo que quedaba, deseando que vuelva a crecer nuevamente. A pesar de que el pelo, sería la única parte de su cuerpo que cambiaría o modificaría, pero al ver que hoy son menos, deseaba que esos rulos que alguna vez odio, vuelvan a florecer. 
Dio unos pasos hacia a delante y se miró en primer plano, sus ojos eran diferentes, están hinchados, acompañados de unas arrugas. Las ojeras también acompañan su mirada, el hecho de no dormir, afecta instantáneamente a los ojos, provocando un aspecto facial deteriorado. Por primera vez, después de la quimioterapia se miró por completo. 
Esos pasos que gano, que dio hacia delante, los perdió inmediatamente. Volvió sobre sus pasos y tomo un pulso, su sonrisa se transformó en furia y su puño se impactó sobre el medio del espejo. Arrodillada en el piso, miro como las gotas de la sangre, se escurrían sobre su mano, rodeada de pedazos de vidrios que la acompañan. Con su mano lastimada, tomo el pedazo más cercano, entre sus dedos los elevo y se quedó mirándolo, pero el espejo no reflejo su rostro, no impregno su mirada. Se ve una niña feliz, sonriendo, con su cabello largo, radiante y luminoso. Esta junto a su mamá y a su hermana, pero falta alguien en esa imagen 
Sonrió y tomo el siguiente espejo, esa presencia que falta apareció. Esta borrosa, creyó que observaría lo peor, pero se vio entre sus brazos, jugando y nuevamente sonriendo. Se refregó los ojos y limpio el vidrio, el espejo volvió a reproducir la misma imagen, en los brazos de su padre, los dos sonriendo. 
Con mucha felicidad, busco otro trozo del espejo y se volvió a ver. Ella esta delante de todos, hay aplausos a su alrededor, una señora la saluda y la felicita, ella volvió a sonreír, con el título en su mano, miro a su madre y a su hermana. Ahora era profesora. 
Desbordada de alegría, tomo otro trozo. Ella era nuevamente la protagonista, esta vez no está sola, sale de la iglesia con un vestido blanco y con una alianza en su mano derecha, donde había depositado su amor. 
Las carcajadas son el único sonido que se escuchan, tomo el otro pedazo. Ya no eran dos personas en la casa, una hermosa nena correteaba por los pasillos, con sus enormes rulos. Acuno el vidrio entre sus brazos. 
Emocionada, tomo un nuevo vidrio. Ella no era la protagonista, la niña de caballera llena de rulos, desesperada pidió ayuda. No podía ella sola con sus dos hermanos, los gemelos están inquietos. Ya no eran tres, ahora eran cinco, la casa cambio demasiado, era necesario hacer modificaciones. 
En el próximo vidrio se ve, arena, mar y palmeras. Sus tres hijos la llaman, para sacarse una foto, a pesar de que no le gusten las fotos, no todos los años se van a Republica Dominicana. 
Esbozo una sonrisa al recordar aquellos días, el siguiente vidrio la descoloco. No se veía, solo están sus hijos y ya no eran esos pequeños con rulos, que jugaban a la marida y al marido, como ellos le decían. Los tres ya crecieron. De repente la puerta se abrió, era ella y carga entre sus manos a una persona. Al correr la sabana, se ven más rulos, una nueva nena llego, después de catorce años. 
Esta vez tomo el ante ultimo vidrio, era una nueva foto. Esta vez no hay sol, no hay tragos, esta vez hay muñecos, esos viejos muñecos que acompañaban todas las tardes de la infancia. Disney el destino tan deseado, tan solicitado y para todos imposible, ella lo logro y están todos juntos. 
Con una felicidad que no tenía hace rato, tomo con tanta alegría, pero se llevó una sorpresa. No hay ninguna imagen, nada... absolutamente nada. Ni ella, ni su marido, ni ninguno de sus hijos. Refregó el vidrio y no tuvo efecto. Levanto el vidrio y comenzaron a versos unos pasos desde lejos, eran su marido acompañado de sus hijos que simplemente la abrazaron. 
En muchos casos el espejo es solitario, uno tiene que pararse y enfrentarse solo hace su propio cuerpo, su realidad, a su verdad. Muchas veces el espejo se rompe o creemos que se rompe, pero simplemente hay una parte adentro nuestro que se rompió y nos hace ver, nuestra alma, nuestro el dolor, A veces el dolor de nuestra alma, es lo que vemos en ese espejo. 
No importa lo que los demás vean, lo que los ojos críticos del exterior opinen, muchos comentarán y darán un veredicto de la imagen, de su aspecto físico, sin analizar el todo, su interior. La mirada del otro es nada más que un pretexto propio, para no aceptar la imagen que le devuelve su espejo. 
La única solución para reparar el espejo roto, es el amor, el amor verdadero, el amor sincero y sin prejuicios, de tus seres queridos. Un abrazo de esas personas que mágicamente, te abrazan el alma y te ayudan a recomponer tu espejo